LIMA, Perú.- El flamante presidente de Perú, Pedro Castillo, prometió en su discurso inaugural un “cambio responsable”, con respeto a la propiedad privada y a los avances logrados en los últimos años, y adelantó que habrá “un golpe de inversión pública” e hizo hincapié en las zonas rurales y más pobres.
En su discurso, anunció profundas reformas e impulsar una nueva Constitución, pero en el que insistió en que no busca estatizar la economía del país minero.
“La derrota del incanato dio inicio a la era colonial. Entonces se establecieron las castas y diferencias que hasta hoy persisten”, dijo Castillo, que juró el cargo con su característico sombrero de ala y sin traje ni corbata.
Anunció que su Gobierno tratará de sacar adelante proyectos mineros que contribuyan a la economía local y a un mayor gasto fiscal para educación y salud, con reglas claras.
Castillo afirmó que es “totalmente falso” que su Gobierno vaya a incurrir en expropiaciones o estatizaciones forzadas, como afirman sus adversarios, pero advirtió que habrá un sistema en el que “las grandes empresas no estafen al fisco” y en que el Estado asuma un rol fiscalizador en “la defensa del ambiente y los derechos de los consumidores”.
“Los tres siglos en los que este territorio perteneció a la corona española le permitieron explotar los minerales que sostuvieron el desarrollo de Europa, en gran parte con la mano de obra de los abuelos de muchos de nosotros”, agregó.
“Un gobierno del pueblo ha llegado para gobernar con el pueblo y por el pueblo. No los defraudaré”, afirmó el mandatario en el discurso pronunciado ante el Congreso luego de jurar como presidente para el período 2021-2026.
Al asumir, se comprometió a seguir en la lucha contra la epidemia de covid-19 y prometió un sistema que permita “acercar la salud a la población”. Para dar respuesta a esta situación, garantizó un fuerte incremento en la cobertura de seguro y en el equipamiento de los centros médicos.
Ayer volvió a jurar, de manera simbólica, en el lugar donde tuvo lugar la batalla de Ayacucho, donde hace 200 años se selló la suerte de la independencia del Perú. En una ceremonia, con bailes, música andina y banderas rojo y blanco, estuvieron delegaciones y autoridades extranjeras, entre ellos el presidente argentino, Alberto Fernández, de Chile, Sebastián Piñera, y el presidente de Bolivia, Luis Arce.
La batalla de Ayacucho en la Pampa de la Quinua, que se desarrolló el 9 de diciembre de 1824, fue el último gran enfrentamiento terrestre de las guerras donde se venció a las fuerzas del Ejército español y selló la independencia de Perú y de gran parte de América Latina.
Para el Presidente, la pandemia demostró que las críticas que se hacían al sistema liberal “no solo eran justas, sino además legítimas”, por lo que se comprometió con el cambio: “La población pide cambios y no está dispuesta a renunciar a ellos”
El mandatario, un profesor de izquierda de 51 años destacó que es el primer presidente campesino y maestro rural.
“Es la primera vez que nuestro país será gobernado por un campesino, una persona que pertenece como muchos de los peruanos a los sectores oprimidos por tantos siglos y de un maestro rural para presidir la República”, afirmó y agregó: “Yo soy el niño que un día estudió en la escuela rural de (el caserío de) Puña”, agregó.
Además, afirmó: “La historia del Perú silenciado es también mi historia”. En esa línea, anunció que no vivirá en el Palacio de Gobierno de Lima, el que han habitado los mandatarios desde Francisco Pizarro, en 1535.
Con esta decisión, dijo, busca “romper con símbolos coloniales para acabar con las ataduras de dominación que se han mantenido vigentes por tantos años”, cuando el país celebra el bicentenario de su independencia. “Cederemos este palacio al nuevo Ministerio de las Culturas para que sea usado como un museo que muestre nuestra historia, desde sus orígenes hasta la actualidad”, dijo Castillo.
El Palacio de Gobierno de Lima, a un costado de la Plaza de Armas en el centro de Lima, fue residencia de virreyes de Perú bajo el dominio español. Posteriormente, albergó a los libertadores José de San Martín y Simón Bolívar hace 200 años.
El presidente deberá ahora planear dónde vivir con su esposa Lilia Paredes, sus dos hijos y su cuñada. (Reuters-Télam)